El mundo vive momentos álgidos. Entre la alerta global para contrarrestar el cambio climático, la compleja carrera hacia el tránsito por energías renovables y el rol de la minería en ese proceso, hay numerosos desafíos.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 2021 la población mundial aumentó a casi 7.900 millones de personas y las previsiones hablan de 8.500 millones para 2030 y 9.700 millones en 2050, año trazado para la carbono neutralidad. Por ende, ante mayor cantidad de personas, viene una creciente demanda de metales y minerales.
Daniel Peña, gerente de ventas para Minería de Cisco Chile explica:
La transición energética necesita a la minería pues demandará la utilización de minerales críticos como el litio y el cobre, por ejemplo. Se trata de una industria que aportó el 13% del PIB nacional en 2022 y que según Deloitte, sustenta aproximadamente la mitad de la economía mundial. Por lo tanto, resulta esencial para el desarrollo social, ambiental y económico.
En ese sentido, la minería vive un periodo de reinvención, buscando diversificar sus modelos para alcanzar un éxito sostenible y responsable con el entorno socioambiental, además, marcado por la descarbonización.
Se trata de un panorama dinámico y muy competitivo, donde ya no sirven las mismas formas de hacer minería.
El estudio «la era de la reinvención» de PwC asegura que un 41% cree que sus empresas no serán económicamente viables en diez años si continúan en el camino actual. Esto resulta esencial, considerando que deberán aumentar la producción para satisfacer la demanda de minerales críticos que se necesitan para la transición energética.
Más producción y menos emisiones: una tarea compleja
La Agencia Internacional de la Energía (AIE, por sus siglas en inglés), afirma que la inversión en energía limpia está extendiendo su ventaja sobre los combustibles fósiles y está en camino a aumentar a USD 1,7 billones en 2023. Un hito interesante, considerando que la energía solar eclipsará la producción de petróleo por primera vez.
Paulatinamente, las tecnologías de energía limpia superarán a las de combustibles fósiles. Se habla de energías renovables, vehículos eléctricos, energía nuclear, redes eléctricas, almacenamiento, combustibles de bajas emisiones, mejoras de eficiencia y bombas de calor, según el informe de inversión mundial en energía de la AIE.
La industria tiene una tarea desafiante: producir minerales y metales críticos como el litio y cobre, pero, al mismo tiempo, reducir la emisiones.
Y una manera de enfrentar las complejidades geográficas y climáticas que tienen las faenas mineras, es aumentar la eficiencia y productividad con tecnologías y métodos bajos en carbono.
Las empresas están aplicando tecnologías para la electrificación directa o de la energía de hidrógeno para aplicaciones que no pueden electrificarse. Están reduciendo las emisiones en toneladas de CO2 y ahorrando millones de dólares mediante el uso de energía solar. Y, por supuesto, ya existen prototipos de camiones mineros propulsados con hidrógeno.
Además, según la IEA, alcanzar los objetivos globales de reducción de emisiones requerirá más productos mineros: mayor cantidad de acero para turbinas eólicas, cobre para líneas de transmisión y componentes eléctricos, litio para baterías y más materiales de tierras raras para electrónica.
El presente requiere de una minería eficiente, productiva y sustentable para un mundo que vive un momento de inflexión clave para su transición energética.
Combatir el cambio climático es tarea de todos, pero particularmente de la minería que es y seguirá siendo esencial para el desarrollo económico y social de los países.