Los ETF (Exchange-Trade Funds) son hoy en día probablemente una de las alternativas menos conocidas de inversión, pero continúan ganando reconocimiento día a día por sobre los métodos de inversión tradicionales, principalmente debido a la irrupción de las Fintech.
Traducido al español, un ETF podría denominarse como un «Fondo Cotizado de Inversión», es decir, una especie de híbrido entre fondos mutuos y acciones en bolsa.
¿Qué es un ETF? Definición y conceptos básicos
En la práctica podemos definir los ETF como fondos de inversión que se compran y se venden como acciones individuales en lugar de agrupar y reembolsar múltiples participaciones.
Desde un punto de vista técnico, estos «Fondos Cotizados» continúan siendo fondos de inversión y al igual que ellos funcionan como una canasta de activos financieros y valores.
La diferencia es que el objetivo de un ETF es replicar los movimientos de un índice bursátil, como pueden ser rentas fijas, rentas variables, divisas o materias primas, los cuales originalmente funcionaban por si mismos como índices de mercado.
Podemos pensar en los ETF como si fueran un equipo de baloncesto, formado por los mejores jugadores en cada posición, los cuales conjugan sus distintas habilidades en beneficio del equipo y así alcanzar el mejor rendimiento.
De la misma manera un ETF es un conjunto de inversiones diversificadas en acciones, bonos y materias primas que compiten juntos por igualar el desempeño de un índice bursátil, por ejemplo el S&P 500.
Esto genera la posibilidad de obtener rendimientos más predecibles en comparación con otras opciones de inversión.
¿Cómo funciona un ETF?
En la práctica, los ETF funcionan como acciones, a diferencia de los fondos de inversión tradicionales, con un comportamiento asociado al valor.
Esto quiere decir que un ETF se comporta como un fondo cotizado que puede comprarse y venderse en cualquier momento, pero que a diferencia del fondo de inversión tradicional, que determina su valor de mercado al final del día, en un ETF el valor es determinando en tiempo real.
Ahora bien, las comisiones asociadas a la gestión de los ETF también suelen ser menores a las de un fondo de inversión tradicional, ya que al usar un sistema de gestión pasiva, la importancia del gestor o intermediario pierde influencia y por consecuencia las comisiones asociadas disminuyen.
ETF vs. Fondos Indexados
En pocas palabras, ETF y fondos indexados son sólo diferentes en el sentido que son dos caras de una misma moneda.
El objetivo en ambos casos es replicar un índice determinado, pero se diferencian en la forma en que lo realizan, es decir, en las operaciones.
Cómo ya vimos anteriormente un ETF funciona como una acción en bolsa que se puede vender y comprar, en cambio un fondo indexado funciona como una inversión tradicional, que se suscribe y reembolsa una vez al día.
Además, la técnica utilizada por los ETF, suele ser más exacta que la de un fondo indexado y con menores comisiones, aunque se deben considerar también los cargos de compra-venta.
Gestión pasiva vs. gestión activa
Básicamente, una gestión pasiva busca seguir estrategias y utilizar técnicas de inversión en donde se tiende a minimizar la figura del gestor del fondo.
Si lo contrastamos ante la gestión activa, más tradicional y dominante aún en el mercado, es precisamente por la importancia del papel del gestor de los fondos, el cual debe seguir una estrategia dinámica de inversiones a fin de maximizar los beneficios.
Esto por supuesto implica un mayor costo operativo asociado a esta función, ya que generalmente se trata de equipos de trabajo especializados.
El fondo de gestión pasiva por su parte, limita al equipo gestor a replicar la composición de un índice para imitar su comportamiento o bien, a partir de la creación un nuevo índice para un determinado sector o activo, como pueden ser empresas tecnológicas o de materias primas.
En la práctica esto significa que se reduce considerablemente el número de operaciones, otorgando al gestor un papel casi administrativo, lo cual por supuesto significa menores comisiones.
Tipos de ETF y sus características
Si bien todos los ETF buscan replicar índices, no existe un solo tipo de fondo cotizado, sino que se pueden desglosar en más de un formato.
Algunos de los ETF más comunes que podemos mencionar son:
1. ETF de índices de renta variable
Podemos encontrar ETF sobre Ibex 35 o Dow Jones, por ejemplo, cuyo objetivo es alinearse con estos índices de referencia.
2. ETF de índices de renta fija
Son ETF que se crean sobre obligaciones o bonos, públicos o privados, como por ejemplo ETF sobre deuda soberana emergente en Europa o Asia.
3. ETF monetario
Con el ETF monetario el objetivo es replicar la deuda estatal a corto plazo con máxima calificación en los activos monetarios del mercado interbancario.
4. ETF globales
Son ETF que se centran en índices mundiales de renta fija o renta variable como por ejemplo el MSCI World Index.
5. ETF regionales
Son ETF que recogen activos de un área geográfica específica, con inversiones directas en ellas, replicando sus índices de renta fija o variable.
6. ETF sectoriales
Son ETF que replican índices creados por analistas de diferentes sectores económicos, como tecnología, minería o mercados automotrices.
7. ETF de materias primas
Existen también ETF sobre el precio de diversas materias primas como petróleo, gas, oro, plata, etc.
8. ETF inversos
Básicamente son ETF que apuestan a la baja buscando posiciones en corto, que permiten ganar dinero cuando el índice definido baja.
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Ventajas y beneficios de los ETF
Sin duda, el principal punto favorable con los ETF es que son instrumentos de inversión con menores costos de operación y menores comisiones que un fondo de inversión tradicional, pero revisemos algunas de sus otras ventajas y beneficios.
1. Diversidad
Los ETF como estrategia permiten a los inversionistas beneficiarse de una mayor diversificación de la que tendrían al comprar acciones individuales, reuniendo en un mismo fondo diferentes tipos de activos como acciones, bonos y materias primas.
2. Transparencia
Por lo general, los ETF desmitifican la inversión, ya que la mayoría de ellos son transparentes al mostrar cuáles son las inversiones subyacentes en cada uno de ellos.
3. Acceso
Los ETF permiten un mayor acceso a diversos mercados alrededor del mundo, desde zonas geográficas específicas a bonos globales o incluso materias primas, facilitando la inversión en mercados emergentes.
4. Simpleza
Una gran parte del atractivo asociado a los ETF es su liquidez, ya que permiten convertir rápidamente una inversión a efectivo sin pérdida de valor.