Por Gabriela Jorquera
Senior Research Consultant
La nomofobia se define como el miedo irracional a estar sin celular, el que puede generar ansiedad, depresión e incluso problemas físicos.
Pese a que esto puede sonar extremo, existen distintos grados de dependencia hacia el celular, herramienta que se ha vuelto parte determinante de nuestro día a día.
De acuerdo a los datos más recientes del estudio Chile 3D GFK, el 24% de los encuestados y encuestadas tendría una relación de intensidad fuerte con su celular, mientras que un 46% de intensidad mediana y un 30% de intensidad débil.
La generación Z, el C1 y el C3 son los segmentos que concentran una mayor proporción de personas con un perfil de intensidad fuerte.
Si bien se evidencian cifras altas de conexión con el celular, estas tienden a ser menores que las observadas el 2019.
Aunque la tenencia y uso del smartphone han incrementado año a año, la caída en la dependencia podría ser indicativa de un mayor control sobre la utilización del celular.
El desactivar notificaciones, abandonar ciertas redes sociales y restringir las horas de uso de ellas, son prácticas cada vez más comunes en medio de un cuestionamiento creciente al empleo excesivo del teléfono.
Otra lectura de esta baja en la dependencia es que podríamos estar frente a la naturalización de ciertos comportamientos asociados a la utilización del celular.
Acciones que antes eran socialmente criticadas – tales como su uso en situaciones no apropiadas o revisarlo en cuanto me despierto – ahora son prácticas cotidianas para todos, lo que nos hace perder la noción de que nuestra relación con el celular podría ser poco saludable.
Respecto al empleo concreto que le damos, las aplicaciones más utilizadas son las bancarias, de tráfico y para escuchar música/ podcast.
Las apps bancarias, de pago sin contacto y de supermercados son usadas de manera transversal, independientemente de si el perfil de usuario es de relación fuerte, mediana o débil con el celular.
En tanto, las apps de delivery de comida, compra en retail nacional/ internacional, de transporte y para escuchar música son significativamente más utilizadas porque quienes tienen un vínculo de intensidad fuerte con su celular.
A su vez, los últimos datos disponibles del estudio de Nomofobia realizado por GFK, dan cuenta del estrés que generan ciertas situaciones relacionadas al uso del celular.
Para un 61% es estresante o muy estresante el que los llamen para cobrar deudas, mientras que el 60% declara que se siente estresado cuando lo llaman para ofrecer productos.
Frente a estas prácticas, el 56% ignora o elimina la notificación, mientras que el 10% afirma que se molesta directamente con la persona que realiza el llamado.
Por otra parte, llamados o notificaciones de familiares y amigos son las acciones menos estresantes para las personas encuestadas.