Cada nuevo día se publican una enorme cantidad de noticias y contenidos que compiten por captar la atención de la audiencia.
La cantidad interminable de información que está disponible instantáneamente como artículos de noticias, clips de video, fotos u otros medios en sitios web de noticias, redes sociales, televisión, radio y otras fuentes puede, y suele, ser abrumadora.
En este sentido, ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, analiza los problemas para lidiar con la sobrecarga de información que llega desde el mundo digital y para discernir entre lo que es real y ficción.
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El caso de la guerra en Ucrania
Últimamente, gran parte del ciclo de noticias a nivel global se ha centrado en la guerra en Ucrania. Comenzó con imágenes satelitales de movimientos del ejército alertando del riesgo de una posible invasión rusa.
Luego, comenzaron a llegar imágenes desde Ucrania a medida que los ciudadanos se dirigían a las redes sociales para publicar videos y fotos de tanques en las calles y misiles que caían del cielo, dejando destrucción a su paso.
Desde entonces, se vio la guerra a través de los teléfonos a un nivel de detalle nunca antes visto; por lo que ha sido apodado la «primera guerra TikTok».
Plataformas como TikTok, Twitter e Instagram pasaron de mostrar videos de baile a utilizarse para difundir escenas de guerra y llamados para obtener apoyo humanitario, lo cual atrajo innumerables opiniones y acciones en el proceso.
No obstante, ambos lados de la guerra tienen acceso a estas plataformas, lo que derivó en que se convierta en un campo de batalla digital para tratar de influir a millones de personas en todo el mundo.
Atajos mentales y puntos ciegos
Una investigación del MIT publicada en 2018 que analizó las noticias compartidas en Twitter afirma:
La información falsa llega significativamente más lejos, se mueve más rápido, penetra de forma más profunda y su alcance es mayor que la verdad.
Incluso al eliminar los bots y considerar solo las interacciones humanas reales. Los resultados son sorprendentes hasta el punto de que concluyeron que la información falsa tenía un 70% más de probabilidades de ser retuiteadas que la verdad.
El problema subyacente puede ser el sesgo cognitivo. Si bien nos permite recordar procesos previamente aprendidos y reconocer situaciones familiares, puede dejarnos susceptibles ante los atajos mentales y puntos ciegos.
Una conversación entre dos personas de ambos lados de la guerra en Ucrania es un claro ejemplo en donde ambas partes creen que están actuando racionalmente y se acusan mutuamente de ser parciales y de no comprender las complejidades de la realidad.
A partir de este punto, cada uno estará más abierto a consumir noticias que confirmen su perspectiva – incluso si la noticia es falsa.
La realidad percibida a partir de algoritmos
En línea se presenta una realidad filtrada, construida por un algoritmo que da forma a nuestra circunstancia virtual y nos alimenta con validación, sean cuales sean las ideas que tengamos.
En 2018, cuando Larson escribió sobre difundir información errónea, utilizó un término con el que todos nos familiarizamos recientemente: super-spreaders o supercontagiador, al igual que con los virus.
Una imagen que explica cómo los trolls en Internet «causan estragos publicando deliberadamente comentarios polémicos e incendiarios».
Pero mientras algunos son solo personas aburridas usando el manto de invisibilidad de internet, otros se dedican a esto como un trabajo, inflamando la opinión pública y perturbando los procesos sociales y políticos.
Dos investigadores de Oxford descubrieron varios ejemplos de cómo tanto el gobierno como las empresas privadas administran «tropas cibernéticas organizadas».
Estos batallones de trolls y bots utilizan las redes sociales para moldear las mentes de las personas y amplificar «voces e ideas marginales al inflar el número de likes, compartidos y retweets».
¿Cómo gestionar el contenido publicado en las plataformas en línea?
Facebook, Twitter, Telegram y YouTube han sido criticados por su forma de actuar ante contenido engañoso, con algunos gobiernos que solicitan más responsabilidad e incluso considerando la posibilidad de impulsar la regulación de estos servicios para la difusión de contenido prohibido o ideas falsas y extremistas.
En enero de 2022, los sitios web de verificación de hechos de todo el mundo se dirigieron a YouTube con una carta abierta, alertando a la plataforma de video más grande del mundo de la necesidad de tomar medidas decisivas, principalmente «proporcionando contextos y ofreciendo rectificaciones», en lugar de solamente eliminar el contenido de video.
En la carta también se abordaba la necesidad de «actuar contra los reincidentes» y aplicar esos esfuerzos «en idiomas diferentes del inglés».
Existen las plataformas de verificación de hechos, investigando y evaluando la calidad de la información incluida en una noticia o en una publicación viral en las redes sociales. S
in embargo, incluso estos recursos tienen sus propias limitaciones. La mayoría de estos sitios web siguen un indicador tipo barómetro que va desde «falso» a «mayormente falso», «mayormente verdadero» a «verdadero».
Del mismo modo, la validez de esta investigación también puede ser desacreditada por aquellos que no ven sus ideas confirmadas.
André Lameiras, Security Writer de ESET comenta:
La solución estaría en campañas educativas y el diálogo. Y mientras algunos países tienen buenos resultados en alfabetización digital y educación, otros no. La disparidad es grande, pero todos convergen en el mismo espacio virtual compartido donde no todos quieren dialogar, escuchar o comprometerse realmente. No obstante, tenemos un papel que desempeñar cuando se trata de discernir lo real de lo falso, y en el contexto de una guerra, este trabajo individual adquiere una importancia aún mayor.
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