Están en todas partes. En los bosques, en la Antártica, en el desierto y en tu casa. Algunos son microscópicos, otros poseen setas de caleidoscópicos colores y también están los hongos alucinógenos.
Además, son grandes descomponedores que reciclan la materia orgánica, cumpliendo un rol clave en la naturaleza.
Sin duda, los hongos han generado un explosivo interés sobre todo en otoño, ya que, si bien están presentes durante todo el año, es en esta época es cuando se manifiestan en todo su esplendor.
Museo del Hongo
Esa es parte de la inspiración del Museo del Hongo, una iniciativa pop-up y pionera en Chile y el mundo que crea obras a través de las artes, la ciencia y la tecnología para concientizar sobre la relevancia de la funga en el planeta.
Así lo cuenta el diseñador, director y curador del Museo del Hongo, Juan Ferrer:
Una de las razones por las cuales los hongos nos llamaron tanto la atención fue esa capacidad recicladora, tanto literal como metafórica, considerando que enfrentamos una crisis socioecológica en la cual necesitamos ‘reciclar’ y buscar nuevos paradigmas para pensar un futuro sustentable.
Por este motivo, la directora ejecutiva del Museo del Hongo, Ana Rosa Ibañez, asegura:
Toda nuestra obra tiene inspiración directa en el mundo de los hongos. Ellos ‘aparecen’ y ‘desaparecen’ según la época del año, sustrato y relación con otros seres. De la misma forma, aparecemos como museo según las condiciones que se nos den, ya sea el espacio de una institución artística, comunitaria y feria, o las personas que trabajan con hongos y nos ayudan a aparecer, siempre con la idea de la descomposición, degradación y lo efímero. Nunca ha sido un problema actuar como lo hacen los hongos en la naturaleza.
La también diseñadora, quien actualmente estudia en Alemania, subraya:
El museo tiene un ímpetu de proteger la naturaleza como fin último. Los hongos son muy relevantes para el equilibrio del ecosistema, y son increíblemente fantásticos en la manera en que se relacionan y se desarrollan. Además, son muy desconocidos, fueron admitidos como un reino independiente recién en el año 1969.
Para visibilizarlos, el Museo presentará entre mayo y junio una serie de creaciones en el centro y sur de Chile, aprovechando la actual temporada de hongos.
Un museo vivo y underground
Todo comenzó cuando la curadora Camila Marambio lideró el proyecto «Justicia al Reino Fungi», junto a otros artistas y la destacada micóloga Giuliana Furci, de la Fundación Fungi, quien se convertiría más tarde en la «madrina» del Museo del Hongo.
En ese entonces, desarrollaron una investigación artística para divulgar la labor de la organización, que logró entre 2012 y 2013 la incorporación de los hongos en las leyes de impacto ambiental en Chile, algo inédito a nivel mundial.
En el intertanto, se cruzaron los caminos de artistas como Nicolás Oyarce, Rodrigo Arteaga y Juan Ferrer, quien entró a hacer su práctica en la Fundación Fungi.
Pasado el tiempo, el diseñador cuenta:
Queríamos hacer una exposición de arte en torno a los hongos. Y nos vinimos de viaje de estudio a Nueva York. Un día, después de que salimos del Museo del Sexo, pensamos que, si hasta el sexo tenía un museo, ¿Por qué los hongos no pueden tener uno?.
De esa manera, Ferrer fundó el Museo del Hongo en Chile en el año 2016, en una época donde estos temas eran muy subterráneos o underground.
Ibañez agrega:
No era algo tan en boga como lo es hoy. En general, muchos han rechazado a los hongos. Si uno recoge uno en el campo te hacen botarlo porque puede ser venenoso. Los hongos psicodélicos están categorizados como droga clase A. Y hay hongos en tu baño o que se comen tu comida, entonces, no ha sido un tema demasiado popular o de fácil acceso.
Si bien en países como México o España existen museos o jardines botánicos que dedican sus espacios al Reino Fungi, estos recintos son más bien tradicionales y de carácter científico, pese a que incluyen en ocasiones ilustraciones o elementos relacionados.
Pero, como asegura Ibañez, el hongo no quiere estar confinado en un cubo blanco o sala donde no se pueda comer ni conversar.
Por ello el Museo del Hongo constituye, en palabras de Ferrer,:
Es una oportunidad para romper y reciclar algunos paradigmas de los museos, que parecen cementerios de obras de arte o poseen grandes colecciones, cuya mayoría está metida en bodegas. ¿Qué pasa cuando un museo actúa como un organismo vivo, cuando aparece y desaparece? Al ir trabajando en este formato nos dimos cuenta que necesitamos trabajar con la gente de los lugares, haciendo un levantamiento de cuál es la relación local de las personas con los hongos y desde ahí ver cuáles son los temas y problemáticas más interesantes de compartir o reflexionar.
En ese sentido, sus exposiciones han incluido cultivos de hongos vivos, biomateriales hechos de cola de pavo (Trametes versicolor), champiñón ostra (Pleurotus ostreatus) y kombucha (levaduras), y representaciones de especies o estructuras de ellas que pasan desapercibidas.
Ese es el caso del micelio, el cuerpo «oculto» de estos seres que permanece bajo el suelo o sustrato.
La reconocida callampa es, en realidad, la manifestación «visible» (macroscópica) del hongo que tiene por objetivo la reproducción sexual.
Por eso queremos mostrar el micelio y dar a entender que el hongo no es solamente la seta, sino que es este cuerpo ramificado que vive debajo de la tierra y conecta árboles, plantas y a otros hongos.
Además, emulando las dinámicas de los hongos, las obras experimentales no necesariamente están terminadas, sino que se encuentran en proceso y luego se «degradan».
Esa fue la línea de creaciones icónicas como la exposición Vigilantes, donde inocularon hongos en las bóvedas del Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia.
No se pudieron poner las obras en diálogo con las del museo [de Valdivia], porque los hongos se alimentan del lienzo y de los óleos. Entonces tenían que estar separadas y se pusieron en las bóvedas que eran oscuras. En respuesta, Iván Navarro armó esculturas de luz que cuidaban a los hongos mientras crecían en el sustrato. Poco a poco, los hongos empezaron a aparecer y durante la exposición se hicieron performances en reflexión sobre el proceso de dormancia, de la vida subterránea antes de ser vida. Una vez que los hongos fructificaron, se cosecharon y se hizo una cena en las bóvedas del museo.
La muestra fue tan bien recibida, que incluso algunas personas se llevaron hongos a escondidas. Había demasiados, recuerda el director del Museo del Hongo entre risas.
A mí me llamaban y me decían ‘Juan, ¡se están llevando los hongos del museo!’. De una u otra forma, la exposición fue más interactiva de lo que habíamos pensado, porque yo nunca pensé que se los iban a llevar.
Otro caso emblemático fue Infinita, en el Museo Benjamín Vicuña Mackenna. La exhibición se basó en la planificación para el abastecimiento de agua que hizo Benjamín Vicuña Mackenna cuando corría el año 1873.
Ibañez cuenta:
Se incorporaron los sistemas del agua, de vida y los biomateriales. Rodrigo Arteaga desarrolló una serie de esculturas de micelio inspiradas en las esculturas que Vicuña Mackenna trajo al Cerro Santa Lucía. Adentro tuvimos a Hypha, nuestra primera obra en realidad virtual. Al ponerse los lentes, uno se veía a sí mismo como una de estas esporas flotando por el espacio y después se materializaba en un hongo que venía a micoremediar los desastres generados por el humano.
A esto se suma Gira, su exposición virtual y permanente que vio la luz en tiempos de pandemia.
A través de un recorrido en 360°, las personas pueden entrar a las salas de Macrohongos, Microhongos y Simbiosis para aprender del fascinante mundo fungi.
Además, se trata de una muestra inclusiva, ya que tiene lenguaje de señas para quienes lo necesiten.
El trabajo de los artistas chilenos también ha conquistado al extranjero, por lo que ya preparan la presentación de «Holy Children» que se realizará durante septiembre en Berlín (Alemania), para abordar el controversial uso de hongos psilocibios (alucinógenos).
Luego continuarán con «Les Micobiontes» en Bizkaia (España), entre noviembre de este año y febrero de 2023.
La cartelera fungi en otoño
Mientras tanto, la temporada de hongos trae varias novedades en Chile.
El 25 de mayo a las 19:30 horas se presentará la obra Pudryendo, del Museo del Hongo junto a la artista María Landeta, que gira en torno a la pudrición y fermentación.
Su 17ª aparición como Museo tendrá lugar en el Centro Cultural de España en Santiago, en el marco del ciclo Sobremesa, que incluye residencias artísticas, performances, cocinados y conversatorios sobre cuidados, soberanía alimentaria, cambio climático, entre otros.
Luego, el 3 de junio a las 19:00 horas se realizará un taller de fermentos con previa inscripción.
Le siguen las exposiciones Hypha y Gira en el Festival Reino Fungi, que se desarrollará del 27 al 29 de mayo en la Universidad de la Frontera, campus Pucón, y que incluirá visitas guiadas.
Para todo esto ha sido vital la participación de diversos artistas y organizaciones como Natalia Cabrera, Juana Díaz, Sebastián Calfuqueo, Fundación Fungi, BioFab Lab UC, entre otros.
Desde el 8 al 28 de junio llegará el turno de «Mutualistas» en el Centro de Extensión de la Universidad Católica del Maule, en Talca, donde se presentarán tres obras (videos) con imágenes microscópicas tomadas por la científica Patricia Silva Flores, para mostrar las relaciones simbióticas que establecen los hongos con especies del bosque nativo: el ruil, el queule y las orquídeas.
Ferrer explica:
Lo hacemos con la idea de que el hongo ‘abraza’ la raíz de estas plantas, en un acto amoroso que genera esta simbiosis a través de las micorrizas. Veremos el bosque y de a poco entraremos al mundo microscópico y subterráneo, terminando en un viaje medio psicodélico.
A continuación se expondrá «Mutualistas VR» en la Fungi Fest de Valdivia, entre el 16 y 19 de junio.
Esta obra se basará en los mismos videos de «Mutualistas», con la diferencia de que usará realidad virtual a través de un casco, computador o teléfono.
Además, la agenda contempla una visita guiada para el 18 de junio.
La invitación es a seguir conociendo las bondades del Reino Fungi, así como las diferentes dimensiones y relaciones que establecen los hongos con nuestra cultura. Al igual que el afán reciclador de la vida y la muerte que tienen los hongos, es necesario reciclar la cultura y los sistemas socioculturales. En el fondo la misión del Museo del Hongo es romper la barrera que separa a la naturaleza y la cultura, como si estuviéramos separados o encima de la naturaleza, lo que claramente es un error.